20150306

la escalera de los dioses14

Desperté a las 8:06 de la mañana. Me pegué una ducha ligera y salí a la calle, sin desayunar ni nada. Tenía que llevar un currículum a una empresa de transportes para ver si me daban un trabajo. Un puesto administrativo o algo así. Cualquier cosa que me diera dinero para vivir y pagar las cuentas me vendría más que bien. Llegué a la empresa a las 8:53 y el gerente que me había visto antes no se encontraba, no había llegado aún; asíque esperé sentado en un pequeño sillón de cuero blanco, muy cómodo por cierto. Por un momento pensé en echar una cabeceada, pero eso no iba a quedar bien si alguien me encontraba durmiendo ahí. 
Llegó el gerente, recibió mi currículum y se despidió cortésmente. Me tomé el palo; salí a la calle de vuelta y caminé 25 cuadras hasta mi casa. Bebí un café y me puse a leer. Y me quedé dormido. Desperté casi a las 2 de la tarde, todo transpirado porque hacían 37 grados de calor. Pensé en Graciela. Seguro que a esa hora estaba trabajando y la llamé. Sonó dos veces y atendió.
- Hola.
- Hola.
- Cómo estás.
- Bien y vos.
- Bien. 
Aunque estamos separados hace meses nos seguimos viendo y hablando regularmente. Hemos decidido no divorciarnos tampoco.
- Víctor -me dijo- Víctor, no quiero que nos veamos por un tiempo. Estoy viendo a alguien. Espero que esto no te moleste..

Plum.

- No me molesta -contesté-; en absoluto, todo bien...
- Ok, gracias. Bueno, tengo que seguir trabajando...
- Ok te entiendo. nos vemos. -y corté.

Ahora, Graciela no sabía de mis otras salidas con otras mujeres, pero me sentí raro. Aunque de verdad no me molestaba para nada que saliera con alguien más. Es más, mejor, pensé.

Encendí la computadora y me puse a escribir. Pasaron unas 3 horas. Miré la hoja. Habían cuatro palabras. Me fridgeé, por supuesto, porque estoy intentando escribir algo así como una novela por capítulos. Cuatro palabras. 
Ya eran las 9 de la noche cuando me llamó un amigo para juntarnos en la casa de otro a beber algo y pasar el rato. Acepté a regañadientes. No me sentía socialmente apto en aquel preciso momento y mi cabeza resbalaba en adjetivos de todo tipo, pero acepté. 
Cuando caímos a la casa de nuestro amigo estaba todo oscuro y no había ningún auto estacionado en la calle. No están, pensamos. Toqué timbre.

En ese momento se encendieron luces y me abrió una chica de no más de 22 años. era preciosa.
- Hola, vos sos víctor? -me preguntó.
- Sí.
- Pasá. Todos están atrás, esperándote.
- ¿Porqué, hay algo hoy?
En ese momento me abrazó y me dio un sonoro beso en la boca. Quedé de una pieza. La miré y sonrió. Olía a cigarrillos y vino blanco.
- Feliz cumpleaños -me dijo.

Me había olvidado que ese día cumplía los 40.

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